Su hijo, Pedro, más tarde, se dedicaría a la administración de los negocios familiares, hasta que toma la decisión de desprenderse de los mismos, dedicándose ya de lleno a la actividad inmobiliaria, constructora y financiera. Concretando operaciones de gran envergadura en Argentina. 

Tras el fallecimiento de Pedro en el año 1982, su hijo Alberto, continúa la tradición familiar, ampliando la gama de servicios que ya brindaba la compañía. Generando un giro en la misma, que, de tal manera, pasó a convertirse en una empresa integral de servicios inmobiliarios, financieros, legales, notariales y de construcción.